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28 October 2011

UN PORCENTAJE ELEVADO DE LA POBLACIÓN PENITENCIARIA RESPONDE AL TRATAMIENTO DE LA HEPATITIS C‏

La población penitenciaria continúa siendo uno de los grupos de pacientes con mayor prevalencia de infección por el virus C de la hepatitis (VHC), alcanzando cifras en las prisiones españolas de entre el 20 y el 25 por ciento de infectados, frente al 1’5 por ciento del resto del mundo. "El número de pacientes con hepatitis C entre la población penitenciaria ha disminuido de forma importante en los últimos años como consecuencia, fundamentalmente, de la reducción del porcentaje de internos adictos a las drogas por vía parenteral. Ha pasado de afectar al 48% de la población reclusa en los años noventa, al 22,7% del momento actual", concreta la Dra. Inmaculada Faraco, médico del Centro Penitenciario de Sevilla.
Además, los especialistas pueden ayudar a que esta cifra siga disminuyendo a través de "la información sobre los posibles mecanismos de transmisión entre los internos así como indicando las medidas que pueden evitar el contagio", comenta la Dra. Faraco. "De igual forma, -añade la especialista- el conocer la existencia de un tratamiento eficaz para combatir la enfermedad propicia una actitud positiva del enfermo frente a la decisión de iniciar la medicación pese a la existencia de los efectos secundarios adversos".
"El Peginterferón es, en la actualidad, un fármaco imprescindible para combatir la hepatitis C. Hasta la fecha, ha sido la base del tratamiento y, en este momento, en el que van a aparecer nuevos medicamentos antivirales de acción directa, continúa manteniendo su papel fundamental como triple terapia, ya que la utilización de las nuevas opciones sin interferón estará limitada por el riesgo de aparición de resistencias virales, sobre todo en aquellos pacientes que no han respondido previamente al tratamiento", explica la Dra. Faraco.
La elección del Peginterferon será un factor importante también en la era de la triple terapia. Los datos de algunos estudios comparativos, así como del metaanálisis de la Cochrane apuntan a una mayor eficacia del Peginterferón α2a vs el α2b.
Los pacientes infectados por VHC en prisión son, mayoritariamente, hombres jóvenes, con una edad media de 40 años, que han adquirido la enfermedad a edades muy tempranas a través del consumo de drogas por vía parenteral.

-Evidencias científicas
Durante las Jornadas se han presentado los resultados preliminares del primer análisis de la unificación de las bases de datos de los dos mayores estudios realizados en el medio penitenciario sobre el tratamiento de la hepatitis C: el RibaDOT y el Epiband. "El motivo fundamental de esta fusión era poder analizar grupos de población penitenciaria que no se podían estudiar de forma individual por el reducido número de afectados implicados en la muestra", pone de manifiesto el doctor Pablo Saiz de la Hoya (Servicios Sanitarios del Centro Penitenciario de Fontcalent de Alicante).
Con la unión de los pacientes de ambas investigaciones se han podido reunir datos de 675 pacientes. "En una primera valoración, nos hemos encontrado con un perfil de paciente infectado por el virus C de la hepatitis, de unos 30 años de media y coinfectado con VIH en casi el 25% de los casos. Además, son usuarios habituales de drogas intravenosas (70%) y con genotipos mal respondedores (1 y 4) (60%) y respondedores (2 y 3) (40%) al tratamiento con peginterferón + ribavirina", indica el doctor Saiz de la Hoya.
El resultado preliminar muestra que más del 60% de la población penitenciaria que ha recibido tratamiento estándar (interferón pegilado α2a + ribavirina) se cura de la hepatitis C. "Este porcentaje es muy alto teniendo en cuenta los condicionantes que presenta este tipo de población", afirma el Dr. Saiz de la Hoya. "Además, hemos descubierto que, en el ámbito penitenciario, los genotipos 4 (de difícil respuesta) se curan en un porcentaje bastante más elevado que en la población general. Lo que será un motivo de estudio en futuras investigaciones", añade el experto.
Igualmente, el Dr. Jose Joaquín Basanta (C.P. Albolote) hizo una actualización de la importancia de los trastornos de Personalidad en las prisiones, así como la relación o su asociación con la Hepatitis C. Por ello el grupo GEISESP (Grupo de Enfermedades Infecciosas) tiene en marcha el estudio PERSEO en el que se estudia el manejo de los pacientes con trastornos de personalidad que son tratados para la hepatitis C en el ámbito penitenciario.

-Detección del enfermo y tratamiento
Cuando se produce el ingreso en prisión de cualquier recluso, se ofrece a todos los internos la posibilidad de realizar una serología que incluye la determinación de VIH y marcadores de hepatitis B y hepatitis C. Aquellos pacientes que presentan una serología positiva (con anticuerpos anti VHC) son estudiados para comprobar si la infección es crónica (carga viral de VHC positiva). En este sentido, es de destacar que aproximadamente el 75-80% de los pacientes con anticuerpos presentarán hepatitis C crónica.
Una vez hecho el diagnóstico y las pruebas complementarias correspondientes, se prescribe el tratamiento.
La ventaja que tienen los pacientes con hepatitis C diagnosticados en los centros penitenciarios es que el control del tratamiento y de los efectos secundarios es más fácil de realizar ya que el contacto con el paciente es cercano y constante. "Esto permite un seguimiento médico más estrecho por parte del facultativo, que puede valorar la aparición de los efectos secundarios y calibrar su gravedad, así como evaluar su repercusión sobre el cumplimiento del tratamiento", explica el experto.
Los especialistas hospitalarios son muy conscientes de la necesidad de tratar la Hepatitis C de los pacientes ingresados en prisión, y la mayoría de los que desarrollan su labor en los hospitales de referencia de los centros penitenciarios están implicados en el diagnóstico y tratamiento de estos enfermos.


--INICIOS EN LA INVESTIGACIÓN DE LA HEPATITIS C EN LOS CENTROS PENITENCIARIOS
Hace aproximadamente 10 años algunos profesionales de centros penitenciarios, tomaron conciencia de la alta prevalencia de esta enfermedad en este ámbito. Pusieron en marcha (cada uno en su centro penitenciario) programas para el diagnóstico y tratamiento de la hepatopatía crónica por virus C. No existía ningún protocolo unificado, sino que dependió del trabajo coordinado entre profesionales médicos penitenciarios y especialistas de referencia, unidos por el interés profesional de dar respuesta a estos pacientes con difícil acceso a la sanidad pública.
En los primeros momentos se trabajó en el desarrollo de los programas y en la resolución de los distintos problemas que suponía este tipo de tratamiento en personas ingresadas en prisión. Problemas de traslado o de ingreso de los pacientes en los centros hospitalarios, para la realización de biopsias, etc.
Posteriormente, y gracias a la colaboración de los especialistas, y la voluntad de los profesionales penitenciarios, se han ido organizando reuniones científicas que han servido para la formación y actualización en el manejo de esta patología, pudiendo aseverar que muchos médicos penitenciarios están capacitados para un diagnóstico, control y seguimiento adecuado de los enfermos de hepatitis C.
En el seno de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria se creó el Grupo de Enfermedades Infecciosas (GEISESP), muy activo en el desarrollo de actividades dirigidas al manejo de esta patología y en la realización de estudios de investigación para mejorar la atención sanitaria de los pacientes. Se ha editado un "Protocolo de Coordinación entre Servicios Sanitarios Penitenciarios y Hospitales de referencia (Infección VIH / VHC) y unas Recomendaciones de expertos sobre el diagnóstico y tratamiento de la hepatitis C crónica en el medio penitenciario".

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