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07 October 2010

El 50% de las urgencias hospitalarias carece de un Registro de casos de maltrato

La detección precoz de un caso de violencia doméstica esta en manos de los médicos, de los que trabajan en un centro de salud y de los que desarrollan su labor en un servicio de urgencias hospitalarias. En este último caso, los hospitales españoles aún están lejos de poder hacer un abordaje adecuado del maltrato. Para empezar, el 50,3% carece de un registro específico de casos y sólo un 19% cuenta con protocolo propio de actuación adaptado a la estructura y situación de cada servicio de urgencias, con el circuito que la víctima debe seguir y la intervención que el profesional sanitario correspondiente debe ejecutar. Estos datos proceden de un estudio* en el que han participado 161 hospitales españoles. Las conclusiones se presentan en el XVI Congreso de WONCA Europa que, organizado por la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), arranca hoy en Málaga hasta el sábado con el lema Medicina de Familia del futuro: mezclando salud y culturas. La reunión se celebra de forma conjunta con el Congreso de la Sociedad Andaluza de Medicina de Familia y Comunitaria (SAMFyC). .
Hoy mismo y a lo largo de todo el día se celebra una conferencia sobre violencia doméstica (9:15-17:15 horas) que busca compartir experiencias y guías de actuación para su manejo, cerrar vías de colaboración entre grupos de investigación que ayuden a incrementar la detección del maltrato y fomentar el debate sobre la necesidad de implementar en los próximos años protocolos de actuación en el primer nivel asistencial.

La doctora Susana Sánchez ha coordinado esta investigación que arroja un retrato de lo escasamente dotados que están aún los servicios de urgencias de nuestros hospitales a la hora de detectar y manejar la violencia doméstica. "El objetivo era analizar las guías y protocolos de que se valen los centros del sistema público. Es importante ver hasta qué punto están instaurados y adaptados dichos protocolos porque, junto con las campañas de formación, son esenciales para mejorar la implicación de los profesionales en la asistencia de este problema de gran impacto sociosanitario", comenta

Sistematizar la actuación de los facultativos es clave para que su labor sea eficaz y se puedan minimizar los riesgos y mejorar el bienestar y la salud de las víctimas. Sin embargo, hoy por hoy la situación es bastante mejorable. Por ejemplo, según el estudio presentado en Málaga, sólo el 45% de los hospitales cuenta con un responsable de programa de actuación para casos de violencia doméstica. En la mitad de los casos esa labor la asume un médico adjunto y en una cuarta parte dicho cargo es responsabilidad del coordinador del servicio de urgencias.
Protocolo propio sólo lo tiene el 19% de los hospitales participantes. "Es un porcentaje bajo. Existe el protocolo del Consejo Interterritorial y en ocasiones el de la Comunidad Autónoma correspondiente, pero éstos deberían estar adaptados a la situación y estructura particular de cada servicio de urgencias", aclara esta experta. "A esto hay que añadir que la mitad, al no contar con un registro específico, puede ver alterada la media de casos", apostilla.
El 86% de los hospitales no tienen ningún protocolo de detección precoz. Descubrir el problema de forma temprana no sólo es aconsejable desde la consulta del médico de familia. Aunque el cribado no está recomendado de manera universal, sí se aconseja realizar preguntas claves ante un caso de sospecha para poder llevar a cabo una detección y la consiguiente intervención precoz. "A pesar de que pueda acudir por lesiones físicas, en muchas ocasiones, la mujer no revela al profesional sanitario el por qué de las mismas, de ahí el que debamos estar preparados y entrenados para ello", explica la doctora Sánchez.
El 22% de los hospitales cuenta con un comité específico y el 14% con un gestor de casos, sobre todo en hospitales de la Comunidad de Madrid y Cataluña. Estas comisiones están compuestas en más de la mitad de los casos por personal médico y de enfermería y trabajador social. En un 28% de los casos están integradas sólo por personal médico. Estos comités deben reunirse de manera periódica para analizar las actuaciones llevadas a cabo, facilitar la coordinación interprofesional necesaria en el abordaje de este problema y agilizar la gestión de los casos. La figura del gestor es un profesional encargado de coordinar la atención integral de la víctima de la violencia. "El objetivo es ofrecer atención a las necesidades de la paciente desde el inicio hasta la finalización de la atención hospitalaria, coordinando los servicios que deben atenderla y garantizando la confidencialidad, la seguridad y la correcta derivación de la víctima a otros centros si fuera necesario", explica la doctora Sánchez.
En general menos de la mitad de los hospitales ofrecen formación continuada. Según esta experta, la carencia es aún mayor en los hospitales más pequeños, "probablemente por condiciones geográficas y por la menor accesibilidad a los recursos docentes. No obstante, conviene destacar que en los últimos años se aprecia un esfuerzo de las Comunidades Autónomas por mejorar los conocimientos y habilidades de los profesionales en esta materia". Un estudio con tan alta participación ha sido posible gracias al esfuerzo realizado por todos los centros a la hora de facilitar la información demandada.

-Diez visitas al año
La mujer que sufre malos tratos pasa por el centro de salud al menos diez veces al año. La hiperfrecuentación (a partir de las 10 visitas) a la consulta puede ser un signo de aviso en las personas que padecen violencia en el hogar. Así se desprende de otro estudio**, también español, en el que han participado 125 mujeres, que se presenta en el Congreso de Málaga. Esta investigación se ha realizado en el Centro de Salud Raval Sud de Barcelona y se ha centrado en la necesidad de corregir el retraso en el diagnóstico de este tipo de situaciones. La doctora Belén Benito, una de las autoras, admite que es complicado que el médico pregunte a la paciente si sufre este tipo de problemas en casa. "Normalmente nos dedicamos a problemas más orgánicos y no se nos pasa por la cabeza que esa persona pueda estar pasando por una situación así. A esto se añade que nadie suele confesar que está viviendo un drama de esta clase".

Aunque no existen signos específicos que alerten del problema, la doctora Benito asegura que la paciente, en cierto modo, va dejando "pistas". Existen señales que hay que saber ver a partir de determinadas conductas. Por ejemplo, cuando una mujer es hiperfrecuentadora, presenta ansiedad, nerviosismo o acude por trastornos aparentemente orgánicos, y que en realidad no responden a un problema de salud. "Deben considerarse llamadas de atención, peticiones de ayuda que como profesionales tenemos que responder y hacer un abordaje psicosocial para saber cómo son las relaciones con su pareja, sus hijos, etc. Por eso es tan importante disponer de protocolos de actuación en los que se incluya alguna pregunta directa. Debemos afrontar la situación pero respetando los tiempos de la paciente: que hable cuando quiera hablar. Nuestra labor es tenderles la mano, darles la confianza y que sepan que tienen a alguien dispuesto a escucharles. Si no está preparada para explicarte algo, no hay que agobiarla y si es preciso la debemos recomendar que acuda al psicólogo".
El objetivo del estudio presentado en el Congreso de Wonca Europa fue describir las características clínicas de las mujeres que sufren violencia doméstica y evaluar el posible retraso en la detección desde los primeros síntomas de sospecha en la consulta de Atención primaria. La investigación se llevó cabo en un centro de salud urbano, con mujeres mayores de 18 años que habían sufrido maltrato por parte de sus parejas. Entre otros aspectos se tuvo en cuenta además de la edad, país de origen, estado marital, historial médico, número de visitas al centro de salud en el último año, tipo de agresión, historial de abusos, etc. En total fueron 125 mujeres, con una edad media de 41 años (52 en el caso de las españolas y 25 en el caso de las inmigrantes). Un 35% eran españolas; un 38% hispanas; un 14% del Norte de África. Más de la mitad (55%) vivía con su pareja. El 51% presentaba síntomas psiquiátricos; un 58% lesiones físicas y un 15% problemas digestivos. En un 76% el tipo de agresión era física y en un 81% psicológica. Antes del diagnóstico de maltrato, la mitad consumía medicamentos psicoactivos (antidepresivos, estimulantes, etc) y un 73% analgésicos.

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* Estudio de los protocolos y guías de actuación ante la violencia doméstica utilizadas en los servicios de urgencias de los hospitales españoles.
Autores: Susana Sánchez Ramón, Lydia Salvador Sánchez, María D. Rivas Vilas, Carmen Fernández Alonso, Sonia Herrero Velázquez, María José Pereda..
** Retraso en el diagnóstico de violencia doméstica: necesitamos mejorarlo. ABS Raval Sud Barcelona.
Autores: Belén Benito, Neus Piulats, Sara Prego, Vanesa Saviola, German Portela, Susana González.

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