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30 September 2010

Un estudio de la Universidad de Copenhague afirma que el estrés puede controlar la actividad genética

Un estudio de la Universidad de Copenhague en Dinamarca muestra que los factores externos pueden estresar las células del organismo a través del control de los genes. Los resultados del estudio se publican en la revista Molecular Cell. Klaus Hansen, responsable del estudio, y su equipo descubrieron que la exposición de las células humanas a un componente activador del estrés activaba genes silenciados. Incluso cambios sutiles en la activación de los genes pueden ser desastrosos durante el desarrollo fetal ya que el establecimiento de la correcta identidad celular puede verse alterada en las células.
Los investigadores señalan que también la actividad genética alterada puede tener consecuencias en el organismo adulto. Un ejemplo de ello podría ser que las células nerviosas del cerebro produzcan a causa del estrés prolongado, hormonas y otras moléculas de señalización que no suelen producir pudiendo alterar el funcionamiento cerebral normal. El equipo de investigadores estudia cómo se activan y desactivan los genes. Los científicos saben que existen diferentes complejos de proteínas que se asocian con proteínas específicas, las histonas, conectadas con el ADN y que determinan si los genes están o no activos. Además, pequeños grupos químicos pueden producir que los complejos de proteínas se unan a las histonas y esto controle la actividad genética.
Los investigadores han estudiado en detalle un complejo llamado PRC2 que puede unir grupos químicos pequeños, o grupos metilo, a las histonas. Los complejos protectores se pueden unir a las histonas cuando este marcador está presente y los genes están desactivados. Los nuevos resultados muestran que los complejos protectores están ausentes y genes seleccionados se desactivan cuando las células están expuestas a factores de estrés externos. La razón por la que los complejos están ausentes es que los factores de estrés llevan a que un enzima (MSK ) una otro grupo químico, un grupo fosfato, a las histonas cercanas al grupo metilo. El grupo de fosfato neutraliza el efecto del grupo metilo y activa genes específicos. La consecuencia es que genes que deberían estar desactivados están ahora activos y esto podría alterar el desarrollo, identidad y crecimiento celular, explica Simmi Gehani, coautor del estudio. Esto significa que sin dañar el código genético, existen factores externos de estrés que pueden controlar la actividad de los genes.

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