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05 March 2010

Aumentan los casos de depresión infantil en España

Irritabilidad, bajo rendimiento académico, problemas en las relaciones con familiares y amigos. Todos ellos pueden ser síntomas de una depresión, según ha explicado Celso Arango, psiquiatra del Hospital General Gregorio Marañón y director científico del CIBER de Salud Mental, en su charla "Antidepresivos en niños y adolescentes" impartida en el marco del XVIII Curso de Actualización en Psiquiatría celebrado el 4 y 5 de marzo en Vitoria-Gasteiz.
Esta enfermedad mental, la depresión, tienen características particulares cuando quienes la sufren son niños y adolescentes. Una de ellas, según el experto, es el hecho de que "entre el 20 y el 40 por ciento de los pacientes graves tienen posibilidad de desarrollar síntomas psicóticos, es decir, muchas más opciones que los adultos con depresión".
Además, asegura Arango, "el riesgo de depresión en personas en adolescentes (hasta los 18 años) es del 10 por ciento". Aunque especifica que "cuanto más pequeña es la persona, más difícil es realizar un diagnóstico acertado". Esto es así porque los niños pequeños, al igual que las personas mayores, tienen más dificultad para expresar los sentimientos y emociones. En estos grupos poblacionales, cobran mayor relevancia algunos síntomas como la irritabilidad.
Entre las causas de este síndrome, "destaca el componente genético". De hecho, según el doctor Celso Arango, "cuánto más joven debuta una persona, más opciones hay de que la causa sea genética". Además, como en la mayoría de enfermedades, existen otras causas internas y externas.
Por otra parte, es frecuente, según explica el experto "que los pacientes hablen con frecuencia sobre la muerte y desarrollen un sentimiento de culpabilidad para tragedias que ven en los medios de comunicación". Además, en los casos de depresión mayor en los que parecen síntomas psicóticos, existe un 50% de desarrollar un trastorno bipolar.

--Tratamiento
A pesar de que la depresión es considerada una enfermedad crónica, el doctor Arango asegura que "los niños y los jóvenes tienen un cerebro muy plástico y consiguen recuperarse, eso sí, existe un riesgo importante de recaída".
Así pues, en cuanto al tratamiento, su duración mínima es de seis meses (la fase aguda), después "lo importante es evitar la recaída". De todas formas, según el experto, hay que distinguir entre diferentes tipos de depresión –leve, moderada, y grave-. En este sentido lo que diferencia a las graves del resto es "la imposibilidad llevar a cabo actividades de la vida cotidiana".
Una vez establecida la gravedad de la depresión, "las leves y moderadas se tratan con psicoterapia, si no hay respuesta, se introducen psicofármacos. Las graves, por su parte, se tratan con psicofármacos (Fluoxetina) y psicoterapia a la vez".
El apartado de los antidepresivos levanta bastante polémica. Excepto la Fluoxetina, avalada por la FDA y la EMEA, no está claro que los demás tengan más beneficios que riesgos. Es más, "entre los efectos adversos de estos antidepresivos destaca la aparición de ideaciones suicidas en un número reducido de casos". A esto hay que añadir otros posibles efectos adversos menores como el insomnio, la sequedad bucal, disfunción sexual y ligero aumento de peso.
"Hay todavía mucho que investigar en esta patología dentro de esta población específica", concluye Celso Arango.

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