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23 October 2009

El tratamiento de la Hepatitis B y C en las prisiones españolas

La población penitenciaria continúa siendo uno de los grupos de pacientes con mayor prevalencia de infección por el virus C de la hepatitis (VHC), alcanzando cifras en las prisiones españolas de entre el 22 y el 27 por ciento de infectados. "Aun así, hay que destacar que siendo cifras bastante elevadas, en los últimos años hemos percibido un descenso importante en el número de pacientes, pasando de un 50% de presos afectados hace 10 años a la mitad de éstos en la actualidad", indica la Dra. Inmaculada Faraco, Servicio médico Centro Penitenciario de Sevilla.
Las principales razones que han provocado esta reducción son, según la doctora Faraco, "el menor consumo de drogas por vía intravenosa y el aumento de la población reclusa extranjera, cuyo consumo endovenoso de drogas es menor que entre la población española, además de representar al 30% de la población penitenciaria frente al 9% de hace unos años".
Los pacientes infectados por VHC en prisión son, mayoritariamente, hombres jóvenes, con una edad media de 35 años, de nacionalidad española, que han adquirido la enfermedad a edades muy tempranas a través del consumo de drogas por vía parenteral, compartiendo el material de venopunción. "Hay que tener en cuenta, que a pesar del descenso del consumo por esta vía, el 10% de nuestra población sigue siendo usuaria intravenosa de drogas", explica la doctora Faraco. "Además de esta circunstancia, cabe señalar -añade la doctora- que el 30% de los infectados por VHC se encuentran infectados por el VIH".

-Detección del enfermo y tratamiento
Cuando se produce el ingreso en prisión de cualquier recluso, se ofrece a todos los internos la posibilidad de realizar una serología que incluye la determinación de VIH y marcadores de Hepatitis B y Hepatitis C. "Aquellos pacientes que presentan una determinación positiva para el virus C de la Hepatitis, son informados en consulta de la posibilidad de iniciar un protocolo de diagnóstico para determinar si existe indicación para el inicio del tratamiento", expone la Dra. Faraco.
En algunos centros penitenciarios este proceso se lleva a cabo en el propio centro con la realización de analíticas, ecografía y otras pruebas, en coordinación con los especialistas hospitalarios de referencia. En otros, los pacientes son derivados a las consultas hospitalarias.
"Una vez hecho el diagnóstico y, en su caso, prescrito el tratamiento, los enfermos son controlados, en la mayoría de las ocasiones, por los facultativos penitenciarios, quienes se encargan de las revisiones necesarias y controles indicados, mientras que la administración del tratamiento (interferon pegilado) la realiza el profesional de enfermería", afirma la Dra. Faraco.
Una ventaja a destacar de los pacientes con Hepatitis C diagnosticados en los centros penitenciarios es que el control del tratamiento y los efectos secundarios es fácil de conseguir ya que "los Servicios Sanitarios dentro de la Prisión, son muy accesibles y cercanos a los pacientes", manifiesta la Dra. Faraco. "Además, -añade la experta- los enfermos que están realizando el tratamiento con interferon pegilado más ribavirina, acuden semanalmente para la administración del Interferón, por lo que ya se establece un contacto para valorar la adherencia, los efectos secundarios, etc.".
Esta cercanía permite un seguimiento médico más estrecho por parte del facultativo, que puede valorar la aparición de los efectos secundarios y calibrar su gravedad o su incidencia sobre el cumplimiento del tratamiento. "Es decir, -explica la Dra. Faraco- que existe una comunicación más fluida con este tipo de pacientes que la que pueda existir si estuvieran en libertad".

-El abordaje de la Hepatitis C en prisión, una necesidad demostrada
Los especialistas hospitalarios son muy conscientes de la necesidad de tratar la Hepatitis C de los pacientes ingresados en prisión, y la mayoría de los que desarrollan su labor en los hospitales de referencia de los centros penitenciarios están implicados en el diagnóstico y tratamiento de estos enfermos.
El tratamiento de la Hepatitis C es complejo y por ello es fundamental una buena coordinación entre los distintos Servicios. "La creación de equipos multidisciplinares que incluyan a profesionales de la medicina, enfermería, psicólogos, asistentes sociales, etc. es necesaria para intentar llevar a cabo un tratamiento de estas características en un medio como el nuestro", aclara la Dra. Faraco. "Es más, -continúa la doctora- sería interesante que se elaborara un protocolo que unificara los criterios de actuación en la Institución Penitenciaria, lo que podría beneficiar el seguimiento de los pacientes que fueran trasladados de un centro a otro, y en definitiva, repercutiría en una menor tasa de abandonos terapéuticos".
Por otro lado, en palabras del Dr. Andrés Marco, Programa VHC y VIH. Servicios Sanitarios del Centro Penitenciario de Hombres de Barcelona, "la optimización del tratamiento de la hepatitis C ha adquirido gran relevancia en los últimos años y se centra en la selección de la mejor forma de tratar, individualizando el tratamiento en función de las características del paciente, de la infección por el VHC y de las respuestas terapéuticas parciales". "En este sentido –señala el Dr. Marco- el tratamiento óptimo para los pacientes con hepatitis C en los centros penitenciarios es la combinación de interferón pegilado más ribavirina".
Como consecuencia de la importancia y gran prevalencia de la hepatitis C en los centros penitenciarios, se han puesto en marcha numerosos estudios para conocer de cerca la situación, el desarrollo y el tratamiento de esta patología.

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