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24 April 2009

Existe un temor infundado al uso de psicofármacos durante el embarazo

Un porcentaje que oscila entre el tres y el cinco por ciento de los recién nacidos vivos presentan malformaciones congénitas relevantes. Y apenas un tres por ciento de ese exiguo porcentaje sufre esta anomalía por el uso de fármacos de la madre durante el embarazo. Esta estadística, destierra, junto con otras observaciones basadas en la experiencia, “el descrédito histórico del uso de fármacos durante el embarazo. La existencia de un miedo infundado explica esta errónea práctica, toda vez que la suspensión de un tratamiento en una patología mental grave suele conllevar riesgos mucho mayores para la madre y para el feto”, asegura el psiquiatra Luis Pacheco, presidente del comité organizador de la Jornada extraordinaria de la Sociedad Vasco-Navarra de Psiquiatría, que se celebra mañana viernes, 24 de abril, en el Hotel Ercilla de Bilbao.

Asegura Luis Pacheco que el propósito de esta jornada es doble. “Hay que arrojar un poco de luz sobre una cuestión como el uso de los psicofármacos en el embarazo, poco estudiada en el campo de la psiquiatría”. Además, aprovechando la jornada explica el especialista, se presentara un libro que lleva por título Uso de Psicofármacos en el embarazo y la lactancia, obra de trece autores, dirigida a psiquiatras, ginecólogos, pediatras y médicos de Atención Primaria”.

Entiende el especialista que “el miedo a mantener los tratamientos obedece al desconocimiento y al temor infundado del médico y las pacientes a asumir el riesgo que, en cualquier caso, es menor que el que se corre en muchas ocasiones en otras prácticas médicas, a las que la gente se somete cotidianamente”. ¿Qué solución hay al respecto? Luis Pacheco lo tiene claro. “En el médico está la posibilidad de infundir miedo o no a su paciente. Hay que informar con seguridad, anticipando a la mujer los beneficios y los riesgos de mantener la medicación o de suspender el tratamiento, transmitiéndole, con confianza, que el control es eficaz. Los fármacos muy teratógenos están bien identificados y eso minimiza mucho los riesgos”.

“En cualquier caso”, subraya el psiquiatra, “se trata de embarazos de alto riesgo que han de ser supervisados por un ginecólogo y un psiquiatra desde el primer momento. Ha de tenerse en cuenta que los tres primeros meses de embarazo, junto con el momento cercano al parto, son las franjas de tiempo más delicadas. En cualquier caso, siempre que sea posible lo idóneo es planificar el embarazo junto a ambos especialistas. En este tipo de cuestiones hay que manejar siempre información veraz y no alarmista y promover la toma de decisiones consensuadas”.

En lo que se refiere al periodo del puerperio y la lactancia, Luis Pacheco se aferra a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. “Entre sus consejos queda claro que, siempre y cuando la mujer consuma fármacos no peligrosos, es recomendable mantener la lactancia materna. Es evidente que a través de la leche materna se transmiten componentes esenciales para la salud futura del recién nacido y que se establecen unos vínculos entre madre e hijo que no se dan de otra manera. En cualquier caso, siempre que exista el más mínimo riesgo de intoxicación se puede recurrir a las diferentes formas de alimentación artificial del pequeño”.

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